El rey Bobo y los 4 Asesinos de Hielo.

Un día, en las altas tierras de la Sernica, el rey Bobo no aguantó más los celos hacia su hermano menos, el que vivía humildemente en lo más bajo de las montañas, entre animales y campesinos. A diferencia del rey este era obedecido y sus consejos se llevaban a cabo como si se trataran de las palabras de Dios, era honrado por su pueblo y muy amado por todos los seres que habitaban esas bajas tierras, mientras tanto, el odio hacia el rey Bobo aumentaba por momentos, y no porque su hermano les infundo esos pensamientos, sino más bien porque él se lo había ganado con el paso de los años, su avaricia, su maldad,  su egoísmo, sus asesinatos… le llevaron a ser detestado por el que debía honrarle con sus obediencia. Aquella mañana cometió el peor de los errores. Decidió que deshaciéndose de su hermano obtendría la fama que creía merecer, así que con toda maldad en su sangre y armado de odio se dispuso a buscar  a un mango que supiera convocar a los 4 Asesinos de Hielo.

Lo que no sabía es que el único mago del mundo capaz de invocarlos pertenecía a su mismo linaje, tan cercano, que daba miedo.

El rey desconocía absolutamente el poder de su pueblo, las grandes hazañas que consiguieron con la ayuda del mayor mago de esos difíciles tiempos. Por una vez pareció interesado en algo, pues ese mismo día descubrió que ignoraba por completo que eran los 4 Asesinos de Hielo. Aquella incertidumbre lo llevo a leer cientos de libros,  mil leyendas, infinidad de historias y relatos sobre ellos, para buscar puntos en común de tantos escritos y saber así que estaba por convocar.

 "Aquellos seres tenían poderes excepcionales, una magia que pocos conocían. Podían revivir lo destruido y destruir lo vivo y la venganza era su fuente de poder, oscuros seres do los más tenebroso pensamientos obedecían aquellos que, sedientos de sangre, les llamaban.

Eran llamados los 4 Asesinos de hielo por qué  no tenían corazón y poco se sabía de su creación.

A pesar de su incansable busca de saber más, poco pude descubrir de ellos, la mayor parte de todo lo que se decía eran falacias, leyendas creadas para asustar, lo que le llevo a la conclusión que en el fondo nada estaba claro, podían o no existir.