Indagar

jueves, 6 de abril de 2017

1-Rumores

Corrí como me lo permitieron mis flácidas piernas, jadee unos segundo y seguí corriendo, si tenía suerte, que últimamente no me acompañaba mucho, podría encontrarla, verla de nuevo. Irrumpí en la taberna todo sudado y a gritos:
-¡Disculpen ¡
No podía más, podría haber caído de bruces si no me hubiera cogido aquel amable anciano.
-Tranquilo, respira chico-me dijo con algo de preocupación, se notaba que eran de pueblo Brusto, a pesar de su edad su fuerza doblaba sin problemas la mía.
-He oído…-Proseguí con algo de dificultad- Que hubo una mujer muy bella que galopaba a caballo, hace apenas una noche.
-¡I tan bella ¡-dijo un hombre desde el fondo- Jamás había vista semejante cabello por estas tierras, parecían las mismísimas llamas del infierno ¡-Exclamo
-No sé quién era esa muchacha tan bonita, pero evito una desgracia, dios la tenga en su gloria- Le interrumpió una camarera de arduas facciones.
Yo iba algo perdido y no sabía bien que apuntar, por donde cogerla historia y el anciano canoso que me había cogido como vulgar princesa me señalo la barra y añadió:
-Brâdon estuvo aquella noche, el podrá contarte lo ocurrido.
-Nadie la oyó llegar…- comenzó a reatar el hombre- a pesar del estruendoso ruido que preparaban los casco del caballo nadie la vio venir hasta que el animal se erguió ante el coronel y este callo de bruces, medio asustado medio sorprendido, a contra luces a penas podíamos ver una mujer tan hermosa y jovial como la misma diosa que protege los siete mares, y con unas facciones tan serias y duras que parecía hija del mismo diablo.
*De poblado en poblado iba recorriendo tierras lejas, sin quedarse en ninguna dos lunas seguidas. Aparecía como el trueno, y desaparecía sigilosa con las sombras de la noche. Así era ella, no podías evitar enamorarte, era tan imposible olvidarla como verla dos veces.- Añadí a su relato.*
Lo que iba diciendo-Carraspeo un poco y siguió relatándome lo ocurrido la pasada noche- El coronel iba a levantarse, pero está, apuntándole con un arma para mi desconocida le dijo-No te levantes o será la última vez-
-Pero explícale el porqué de ese encuentro-Añadió una muchacha de dorados cabellos, tal largos, que iba dejando un rastro tras suyo.
-Yo me enamoré del hombre equivocado, amo a un pobre vendedor de flores. No es correcto porque soy una señorita-susurró entre lágrimas, y con ojos de suplica siguió- pero es el hombre que mi corazón escogió y eso nadie puede evitarlo, lo amo con todas mis fuerzas-Exclamo. Mi padre, el coronel, me había buscado un pretendiente y sin comerlo ni beberlo tenía que casarme con un duque que me doblaba la edad, asique…-se secó un poco las lágrimas y se sentó a mi vera mirando al frente pero sin ver nada en concreto- planee un encuentro, sabía que eso supondría nuestro fin, pero lo hice igualmente, fui a ver a mi amor por última vez y cuando mi esposo apareció nos vio en la cama, yo sabía que vendría, sabía lo que vería y para mi suerte decidió irse, pero…es culpa mía…pero al enterarse mi padre nos buscó por cielo y tierra  para matarnos a ambos, antes de que apareciera aquella mujer, el coronel había golpeado muy fuerte al muchacho y estaba tendido en el suelo, yo no podía hacer nada, creía que lo mataría, creía que todo se acaba ahí..
-Entonces-retomo su palabra Brâton- el coronel iba dar su último golpe, iba sin duda a matarlo, y cuando todos estaba centrado en la escena, un caballo negro como la noche- Diablo, musiste para mi- irrumpió en la escena. El coronel estaba fuera de sí, le echó en cara que nada tenía que ver con ella, que esos asuntos de honor se resolvían con la muerte, y ella le dijo, agravando su tono, en forma de amenaza:
-Un asesino jamás puede tener honor, tú has matado  a muchos inocentes siguiendo las burdas ordenes de la guerra, no te atrevas a matar  a un hombre por amar a su hija, porque aunque no sea  adinerado, puede darla la felicidad que tú no has sido incapaz de brindarle-Márchate o seras uno más de mi interminable lista.
-Le mantuvo la mirada largo rato hasta que este vencido por sus verdades se marchó. Eso no evito que al llegar  a casa la muchacha las pasara canutas, como suelen decir aquí--se apresuró a añadir.
Pero salvo dos vidas…pensé yo. Si su lista de muertos es interminable… ¿cómo debe de ser la lista de todas las personas que ha salvado?, incluyéndome a mí,  debe ser infinita…
-He oído muchas historias de ella-Dijo el  anciano tras de mi- Hay mucha gente que le debe la vida.
Pero a pie no llegaras muy lejos-insinuó un hombre de difícil reconocimiento bajo aquella oscura capucha que le cubría por completo el rostro.
-Todos saben que los caballos Brustos son los más veloces y resistentes de la tierra. Llévate a Medianoche-Hizo unas señas y acercaron un caballo negro como el azabache y con las patas blancas, era una verdadera bestia, tenía los músculos muy marcados y se veía nervioso, ansioso como yo de partir.
-Márchate, o la perderás-me aconsejo aquella muchacha de cabellos dorados.
-Pero- añadí algo avergonzado-No tengo con que pagarlo.
-Solo encuéntrala y dale las gracias-dijeron unos cuantos hombre al unísono

Y partí aquella misma noche, retome mi búsqueda.
Altas tierras de Skaybrusto

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